Death Note: sobre la vida, la muerte y la justicia

Neko-li, del blog Crazy Otakus, lleva casi un año diciéndome que debo ver, sí o sí, Death Note. Pero, si bien me encanta la animación, especialmente películas (me declaro fan incondicional de todo lo que lleva la firma Ghibli y Dreamworks), ya era fan de Mazinger Z en 1978 (cuando aún me sacaba los mocos) y me encantó descubrir el mundo de One Piece (ya siendo un señor padre), reconozco que las series anime nunca me han atraído especialmente. Me refiero a ese concepto de capítulos y más capítulos que giran interminables sobre un mismo momento, con ese concepto tan japonés en el que parece que la historia no avanza (creo que el mejor ejemplo es Dragon Ball y su más que estirada emisión). Por ese motivo ver Death Note se fue posponiendo una y otra vez.

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Hasta que cayó en mis manos la colección completa de los 37 capítulos (¡gracias Joshua!). Y todo cambió. El primer capítulo te atrapa y hasta el número 25 no puedes evitar quedar enganchado al cómo-sigue-ahora. En el capítulo 26 se recopila todo lo sucedido y comienza una segunda parte que quizás sobraba, o quizás no, según la tendencia de cada uno. Hasta su desenlace en el capítulo 37. Hay un par de capítulos extras especiales donde uno de los personajes principales, Ryuk, un shinigami, un dios de la muerte japonés, repasa toda la historia desde su punto de vista. La marca alcanzó tal éxito que la franquicia se ha extendido en diversas formas, algo que dejo para los más fans.

Lo que vengo a contar en esta reseña, que no revisión ni artículo según Neko-li, no es tanto una crítica positiva o negativa, ya que en absoluto soy consumidor de anime de manera recurrente, así que no tengo criterios sobre calidad, sino sobre lo que te obliga a reflexionar. No soy especialista en guiones ni en ilustración gráfica así que esos juicios los sigo dejando a los incondicionales. Sólo vengo a pararme unos minutos en ese mundo al que te transporta Light Yagami y las reflexiones que se quedan en el pozo de tus ojos (o deberían, salvo que aún seas un adolescente en fase de descubrir las cosas mundanas de este mundo y no hayas llegado a esa fase de la vida).

La reflexión profunda de este anime se centra en la relación entre poder y justicia, hace que te preguntes si la conjunción de ambas hace permisiva la pena de muerte, el juicio unilateral aplicado por un ser único, su degradación hacia la locura en busca del mundo perfecto y de cómo el bien se convierte en mal cuando cree estar en posesión de una verdad única, absoluta e irrebatible. Hace que te plantees de qué lado quieres estar. Ambos extremos, que también se reflejan en la saga de juegos Assessin's Creed, vienen definidos por la eterna batalla entre los que desean un mundo medido y controlado que extirpe a los indeseables según sus propias normas y lo que vendríamos a definir, sencillamente, libre albedrío.

Desde un primer momento serás “de los de Light” o de los de “L”, puede que al principio no acabes decantándote, pero al final lo harás. Y si eres del segundo grupo la extensión del capítulo 26 al 37 tendrá sentido y será necesario. Y si no, te lo tomarás como una ofensa, especialmente el final, que no te desvelo pero que igual casi intuyes. Sobre mí, lo que más me sorprendió es que me decanté prácticamente desde el principio e incondicionalmente por Light. Lo reconozco. ¿Qué haría yo si cayera en mis manos algo así? ¡No quiero ni pensarlo! ;)

Death Note es una obra maestra de la cultura popular del siglo XXI (el one-shot es de 2003), algo que se reconocerá dentro de 40 ó 50 años, igual que hoy consideramos arte las primeras creaciones de Walter Elias Disney. Y si cuando lo veas con 12, 16 ó 20 años no te hace pensar, espera unos cuantos años a que la madurez te regale un par de cicatrices y entonces, sólo entonces, la vuelves a ver. Mientras, por supuesto, es un magnífico motivo para incrementar tu colección de figuras. :)

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