Gym Tony, espejo de España
Esta pasada madrugada, en uno de esos días de insomne en el que o bien me pongo a destruir tanques o a mirar como tonto las redes insociables, descubro en Instagram, a través del perfil @talnts (muy recomendable) el perfil de la modelo Alessandra Sironi. Le hago un comentario en una foto, no a la muchacha, al diseñador que con tanta habilidad ha montado su galería, mencionando de paso e involucrando en la conversación a Gabriel Suárez, un señor y creativo. Claro, en el comentario puse que la muchacha era fea, como una ironía, un contrasentido, ya que salta a la vista que no lo es. La mujer se ofende y elimina comentarios... demostrando que los tópicos igual existen porque algo de verdad llevan.
Y tú a estas alturas te preguntarás en qué porras se relaciona eso con Gym Tony. Bueno, la verdad es que tenemos en casa cierta predilección por series que fracasan en audiencia pero que a nosotros nos parecen magníficas. Caso de Forever, por ejemplo (malditas audiencias). Y es que nuestro hispano Gym Tony lo borda en cuanto a tópicos ibéricos se refiere. Yo me atrevería a asegurar que los clava a tal punto que me da la nariz que quien se ve reflejado es quien critica la creación de Javier Veiga. CUATRO puso a competir esta serie televisiva cómica contra los monstruos de El Hormiguero o El Intermedio, sin dar mayor alternativa que la victoria en audiencias. Pero olvidan el país en el que vivimos. Aquí nos gusta reírnos del vecindario pero ni mirarnos al espejo ni que otros nos estampen un espejo delante. Así que, sin telespectadores hay fracaso. Y con fracaso se cierran los chiringuitos.
Si la has visto alguna vez (la cadena repite capítulos todos los días en el horario de la citada competencia) sabrás de que te hablo. Yo, no sé tú, juro haberme tropezado con todos y cada uno de los personajes del reparto, tanto principal como los secundarios. Es cierto que algunos son hiperbóreos y exageradísimos (Petra, Evaristo), pero los poligoneros, la separada desesperada, el empresario arruinado y vende-humos, el funcionario de correos cañí, el separado obsecionado con su ex, la hippy-pija, la bloguera -adoro ese personaje-, el cachas ególatra y el idiota cachas... ¡Joder! ¡No me digas que no los has visto en tu barrio, en tu gimnasio, en tu bar preferido, en tu trabajo... en tu familia!
Para bien o para mal estamos construidos de aspectos individuales entremezclados con aspectos colectivos que minan nuestra personalidad. Así que al final todos cumplimos algún papel, caemos en el saco de algún tópico. Yo tengo claros los míos, puedo decirlo, mi tiempo me ha llevado. Me río con ellos. No soy mejor que tú ni que los personajes de Gym Tony. ¿Y tú? ¿Lo tienes claro? ¿Disfrutas del espejo? Porque Gym Tony era eso, el espejo de nuestra España más tópica.
Así que, muerto el rey sólo me queda decirle a los guionistas desconocidos y a su creador, Javier Veiga, bravo. Bravo, bravo y bravo. Y que la serie descanse en paz.
Y tú a estas alturas te preguntarás en qué porras se relaciona eso con Gym Tony. Bueno, la verdad es que tenemos en casa cierta predilección por series que fracasan en audiencia pero que a nosotros nos parecen magníficas. Caso de Forever, por ejemplo (malditas audiencias). Y es que nuestro hispano Gym Tony lo borda en cuanto a tópicos ibéricos se refiere. Yo me atrevería a asegurar que los clava a tal punto que me da la nariz que quien se ve reflejado es quien critica la creación de Javier Veiga. CUATRO puso a competir esta serie televisiva cómica contra los monstruos de El Hormiguero o El Intermedio, sin dar mayor alternativa que la victoria en audiencias. Pero olvidan el país en el que vivimos. Aquí nos gusta reírnos del vecindario pero ni mirarnos al espejo ni que otros nos estampen un espejo delante. Así que, sin telespectadores hay fracaso. Y con fracaso se cierran los chiringuitos.
Si la has visto alguna vez (la cadena repite capítulos todos los días en el horario de la citada competencia) sabrás de que te hablo. Yo, no sé tú, juro haberme tropezado con todos y cada uno de los personajes del reparto, tanto principal como los secundarios. Es cierto que algunos son hiperbóreos y exageradísimos (Petra, Evaristo), pero los poligoneros, la separada desesperada, el empresario arruinado y vende-humos, el funcionario de correos cañí, el separado obsecionado con su ex, la hippy-pija, la bloguera -adoro ese personaje-, el cachas ególatra y el idiota cachas... ¡Joder! ¡No me digas que no los has visto en tu barrio, en tu gimnasio, en tu bar preferido, en tu trabajo... en tu familia!
Para bien o para mal estamos construidos de aspectos individuales entremezclados con aspectos colectivos que minan nuestra personalidad. Así que al final todos cumplimos algún papel, caemos en el saco de algún tópico. Yo tengo claros los míos, puedo decirlo, mi tiempo me ha llevado. Me río con ellos. No soy mejor que tú ni que los personajes de Gym Tony. ¿Y tú? ¿Lo tienes claro? ¿Disfrutas del espejo? Porque Gym Tony era eso, el espejo de nuestra España más tópica.
Así que, muerto el rey sólo me queda decirle a los guionistas desconocidos y a su creador, Javier Veiga, bravo. Bravo, bravo y bravo. Y que la serie descanse en paz.
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