La verdad sobre MUFACE que solo conocen quienes disfrutan de los privilegios de funcionarios y funcionarias

la verdad de MUFACE

Lo primero, aclarar que no tengo nada en contra del sector público ni sus trabajadores o trabajadoras. Es posible que este texto moleste a más de una persona de las reseñadas, pero no hay una cuestión personal.

Entre otras cosas porque creo que lo público es necesario. Y para sostener lo público es necesario aportar con tus impuestos.

Ese no es el punto.

De todas formas, por cerrar la aclaración:

  • Sí estoy en contra del absentismo generalizado y descarado en el sector público.
  • Sí estoy en contra del derroche y el mal uso de los erarios públicos.
  • Sí estoy en contra de la ineficiencia, el exceso de burocracia innecesaria, la falta de empatía, la ausencia de todo interés por ayudar y atender el caso individual, tratando al "administrado" como una cosa y no como una persona.
  • Y sí estoy en contra de los abultados privilegios del trabajador público con respecto al privado, que crea dos realidades paralelas completamente distintas y dispares.

Dicho esto.

Resulta que nos levantamos hoy, día que escribo, con la polémica de MUFACE, que si no sabes qué es:

Muface es la sigla de Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado. Es una institución de seguridad social española que ofrece cobertura sanitaria y social a los funcionarios civiles del Estado y a sus familias.

Exclusivamente a funcionarios. Personal laboral, interino, sustituciones, temporales, van por la Seguridad Social. Mutua de única y exclusivamente, funcionarios y funcionarias de carrera. ¿Lo pillas?

Como cualquier otra Mutua, aunque esta tenga la particularidad de a quién se dirige, quién la controla y quién la gestiona, tiene para sus asegurados una serie de recursos concertados: hospitales, médicos y distintos servicios como radiología, por ejemplo.

Estos servicios se prestan en... ¡nooo, bonito, nooo! Ahí te has equivocado. No se prestan con los recursos públicos. Se prestan con recursos privados.

Estos servicios se prestan en empresas privadas a través de distintos conciertos con las aseguradoras que soportan MUFACE (esa parte sí que la desconocía, pero al parecer éstas meten mano en el pastel, hasta que le pastel se ha quedado seco).

Así que los funcionarios y funcionarias van a ese hospital privado tan chulísimo al que tú no puedes acceder porque no te lo puedes permitir, ni pagar el servicio ni pagar un seguro privado todos los meses que te dé acceso a ese servicio privado.

Los funcionarios y funcionarias de carrera, militares, policías, guardias civiles, acuden a servicios limpios, bien decorados, con profesionales top (los de la Seguridad Social también lo son, casi siempre) muy bien pagados, donde te tratan con cariño, esmero y respeto, sin (casi) hacer colas. Tienen su dentista y su especialista y si me apuras una habitación para estar tranquilo si tienen que ser ingresados. O una habitación doble, pero amplia, espaciosa, donde nadie se molesta porque todos los pacientes son educados y amables (no sería raro que el de la cama de al lado fuera otro funcionario).

Y, claro, ahora que el Gobierno progresista y socialista tiene que hacer recortes y aumentar los presupuestos porque el globo está a punto de pinchar, pero a escondidas y sin que se note, sacan las tijeras con disimulo, pretendiendo que los funcionarios vayan a las atestadas listas de espera de la Seguridad Social, al Centro de Salud sucio, mal atendido y atestado de gente, que haga colas interminables para una analítica.

Porque las aseguradoras privadas, ahora que MUFACE tarda en pagar, si no es que deja de pagar porque patatas (soy un ente público y a mí nadie me obliga, básicamente), ya están cerrando el grifo, no queriendo renovar o aceptar las "nuevas" condiciones para seguir prestando servicios a MUFACE.

Así que ahora se entiende el porqué la Central Sindical Independiente de Funcionarios y otros similares están en pie de guerra. Porque perder MUFACE es perder un gran y enorme privilegio. Uno que cualquier persona de a pie querría. ¡Quién no querría esa atención, esa calidad, ese mimo y ese respeto, sobre todo cuando está convaleciente de una enfermedad! ¿Tú no? ¡No me lo creo!

Pero va a pasar una cosa con la que no han contado.

Vivimos unos tiempos extremadamente individualistas donde cada quién va a su propio y único sin importar lo que le pasa a los demás. Incluso deseando el mal a los demás por pura envidia. Tenemos de todo, aún siendo pobres, pero queremos más. La cultura que se nos ha vendido, propiciada desde quienes ya disfrutaban de privilegios como casta (y no hablo solo de la política aquí), a través de los medios masivos (y que hemos comprado individualmente como si no hubiera un mañana, todo hay que decirlo) nos lleva a insensibilizarnos de cualquier lucha que no nos afecte directamente.

Recuerdas aquello de primero vinieron por... y yo no hice nada, luego vinieron por..., pues eso.

Así que a nadie le importa si un funcionario tiene que ir a un Hospital Público y esperar 3 meses por una prueba diagnóstica. Solo le importa al funcionario. O funcionaria.

Por lo que están solos en esta lucha. Y son minoría. Hoy son minoría, ya que las administraciones están llenas de otro tipo de perfiles a los que los ciudadanos llamamos también funcionarios, pero que no lo son formalmente. Y a esa otra gente, que trabaja en la pública, pero que se tiene que enfrentar a lo que de verdad es la Sanidad Pública cuando lo necesita, también le repatean los privilegios como MUFACE. Porque, además, nunca se han sentido apoyados por los primeros en sus propias luchas, como la de la fijeza.

(No recordaré aquí, aunque lo esté haciendo, los más de 300 puestos de trabajo en el Servicio Canario de Empleo, en situación de fraude de Ley por su estatus contractual y la negativa a otorgar la fijeza.)

Volviendo al debate en cuestión. Esto es lo que pasa cuando has tenido amplios privilegios que has exhibido sin ningún tipo de pudor ni vergüenza y, además, has desatendido, despreciado y denigrado a quienes te sostienen en esa posición de privilegio.

Que, ¡oh, sorpresa!, no son otros y otras que las personas administradas.

Pues ahora, te jo...

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